¡Exposición a pantallas! Conoce sus efectos y algunas recomendaciones

¡Exposición a pantallas! Conoce sus efectos y algunas recomendaciones

Ma. Catalina Bagés Mesa

Médico Pediatra y Nutrióloga Pediatra

Las pantallas y los dispositivos electrónicos definitivamente forman parte de nuestra vida cotidiana. Es irreal e inútil que ignoremos la existencia de la tecnología y por ende no podemos aislar a los niños de esta realidad. Sin embargo, debemos conocer qué le puede suceder a un niño en sus primeros años de vida al estar expuesto a estos y saber cómo actuar en la situación.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Academia Americana de Pediatría (AAP), los niños menores de 24 meses no deben usar pantallas (televisión, tabletas, teléfonos inteligentes, entre otros), excepto para llamadas de video con familiares y amigos. Para los niños entre 2 y 5 años, se recomienda limitar el tiempo de pantalla a una hora al día, y supervisado por un adulto (1-5).

¿Cuáles son las consecuencias de la exposición prolongada a pantallas? (1-4)

  •  Menor estimulación cognitiva:

Los niños menores de 2 años están en una etapa crítica de desarrollo cerebral y necesitan interactuar con el mundo real para desarrollar habilidades importantes como la coordinación mano-ojo, la motricidad fina y gruesa, el lenguaje y la socialización. El tiempo dedicado a las pantallas puede interferir con este desarrollo y limitar las oportunidades de aprendizaje en el mundo real. Hay evidencia que soporta el retraso en el lenguaje, la lectura y la memoria a corto plazo.

  •  Disminución de las horas de sueño:

La exposición a pantallas puede afectar negativamente el sueño de los niños, ya que la luz azul que emiten puede suprimir la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño; y además interferir con el ritmo circadiano, lo que hace que sea más difícil conciliar el sueño y permanecer dormido. La estimulación visual y auditiva de la pantalla puede hacer que los niños pequeños se sientan más alerta y menos propensos a dormir (4,5).

La exposición prolongada a pantallas también se ha relacionado con problemas de visión y problemas de comportamiento.

  • Menor actividad física y mayor sedentarismo:

La menor actividad física y el sedentarismo aumentan el riesgo de enfermedades cardiovasculares y por ende aumenta la probabilidad de desarrollar sobrepeso u obesidad. Se recomienda que los niños pequeños pasen al menos 30 minutos al día en actividad física estructurada y varias horas al día en actividad física no estructurada.

  • Dificultad para la relaciones sociales y personales:

La vida diaria y real se siente y se comparte con los seres vivos, fuera de las pantallas. Es recomendable fomentar actividades que fomenten el desarrollo cognitivo y físico, como la lectura, el juego al aire libre y la interacción social.

 

Cada vez existe un mayor número de estudios científicos que soportan el impacto negativo de la avalancha sensorial sobre el cerebro en formación que pueden tener los dispositivos electrónicos; en los primeros años de vida los niños no necesitan esa clase de estímulos sensoriales, auditivos o visuales en los que el ritmo acelerado de las imágenes y los sonidos no se corresponden con la realidad. En lo que se refiere al aprendizaje real, los niños necesitan tocar las cosas, sacudirlas, tirarlas y lo que es más importante ver las caras y oír las voces de aquellos que más quieren. Las aplicaciones les pueden enseñar a puntear, tocar y a pasar los dedos por la pantalla, pero los estudios de investigación nos dicen que estas destrezas no se traducen al aprendizaje del mundo real (1-3).

Durante este tiempo lo que el niño necesita es afianzar el vínculo afectivo con sus padres y/o cuidadores, y sobre todo jugar. Si, jugar con juguetes reales, bloques, muñecas, carritos, plastilina, balones, rompecabezas, entre otros; en un escenario real, sin sobrexcitación ni ruidos estridentes; y jugar con papá o mamá para generar vínculo. “Los niños no identifican las emociones en las pantallas” (4,5).

El lenguaje se desarrolla a través de la interacción social y del contacto directo con los adultos y otros niños. Cuando los niños pasan demasiado tiempo frente a las pantallas, pierden la oportunidad de interactuar y practicar habilidades de comunicación importantes, como la toma de turnos, la escucha activa y la capacidad de leer las expresiones faciales y el lenguaje corporal (1-3).

En resumen, se recomienda limitar el tiempo de pantalla de los niños menores de 2 años a llamadas de video supervisadas por un adulto y fomentar actividades que involucren interacción física y social con el mundo real para un desarrollo saludable. Como padres o cuidadores debemos hacer un pacto y ser ejemplo del uso responsable de las pantallas.

Y recuerda que cualquier duda por pequeña que parezca, no olvides resolverla con tu médico pediatra de confianza.

Feliz día!!!

Fuentes:

  1. Galán, L. (2020). El gran libro de Lucía, Mi Pediatra, 1ra edición. Editorial Planeta.
  2. Altmann, T. (2018). Baby & Toddler Basics. American Academy of Pediatrics.
  3. Leal, F. (2015). Preguntas de madres y padres, 6ta edición. Editorial Médica Panamericana.
  4. Unicef. (2021). Pantallas en casa. https://www.unicef.org/lac/informes/crianza/pantallas-en-casa
  5.